Una vez pasada la vorágine de la Feria del Libro, y entrados ya en los prolegómenos vacacionales, puede ser bueno, antes de que todo quede entregado a la molicie, defenderse; me refiero a ejercer de forma abierta y sana derecho de defensa con algunas críticas que se han hecho a obras publicadas que entiendo injustas y poco constructivas; desgraciadamente, el mundo comercial digital permite opinar de los productos vendidos (libros) a los adquirentes, pero no al autor ni el editor defenderse (esto no es un foro, querido amigo). Pero algunas de ellas, más que críticas, son otra cosa y de alguna forma se debería poder replicar. Aprovecho las páginas de mi propia web, abierta a todos, para dejar unas líneas al respecto en defensa de unos libros que, inevitablemente, son un poco mis propias criaturas.
1.-De un libro que ha superado los 1.000 ejemplares vendidos -estando entre los 10 primeros de su género desde su publicación y nº 1 en Amazon este mes de julio- EXTRAÑOS SUCESOS NAVALES, dice Hilario Gómez que «Parece escrito a golpe de Wikipedia». Si consultara la bibliografía (siempre farragoso asunto, lo comprendo; mejor criticar directamente), el señor Gómez podría ver que el capítulo del Mary Celeste se fundamenta en un libro legendario, «Queens of the Western Ocean», escrito por Cutler; el accidente del acorazado Victoria tiene extenso soporte bibliográfico detrás, pues consta «El acorazado WARRIOR», de Brownlee, el artículo «Un golpe de Efecto» de Luis Jar, los genéricos «Acorazados» de Martín López y Galuppini, etc. El submarino fantasma, U-31, tiene detrás uno de los mejores libros de Luis de la Sierra, «La Guerra Naval en la Gran Guerra», y la Varada en Masa cuenta con el soporte de los artículos de destructores «Flushdeck» en la Revista de Fuerza Naval y Enciclopedia de la Marina, aparte del imprescindible artículo de Jar «Aterrizaje en Formación» en la RGM. Los Monstruos Marinos, aparte de Hemeroteca, cuentan con libros legendarios en su bibliografía como el clásico de Francis Chichester «Navegando por la ruta de los Clippers» y otros. El artículo acerca del submarino WAHOO, montado a partir de elaboración propia, tuvo de soporte a libros como «¡Submarino!» de Edward L. Beach, o «El Sumergible Fantasma» de Simpson y Burger. Oskar, la «Mascota Insumergible», recibe sustento de libros como «El acorazado BISMARCK», de Von Mullenheim Rechberg, y el capítulo sobre el I-52 de mi trabajo «Cazadores de Tesoros», aparte del imprescindible «Axis Submarines» de Anthony Watts. El articulo del Flying Enterprise, aparte del libro «La Kriegsmarine en la Guerra de España», cuenta con el soporte de artículos publicados como «Rumbo a la Libertad», en Selecciones del Reader´s Digest, o «El hombre que no se quería marchar», de nuevo de Jar. El excelente libro «Las Guerras de Israel», de Netanel Lorch, es origen del capítulo sobre el submarino Dakar, y para el capítulo sobre fenómenos UFO he podido contar con libros como «Guerra Secreta bajo los Océanos», de Bergier y Alexandrov, «Sombras en las Estrellas» de Koloshimo o «Con la Armada en el Banco Canario Sahariano», del periodista González Rodríguez. Citar la bibliografía de capítulos como el del portaaviones Invincible o el tesoro de la fragata Mercedes llevaría más de una página, pero está ahí, en el libro, y el Salto a Tierra del Maverick II cuenta hasta con un informe oficial. En fin, señor Gómez, que no ha dado usted ni una: ni un solo capítulo de EXTRAÑOS SUCESOS NAVALES ha salido de Wikipedia; y, si no lo cree, intente sacarlo usted. Ya verá lo que le pasa. Pero no me acuse a mí, sin pruebas, de fraude semejante para con el lector. Mis libros están todos fuera y bien distantes de «La Red» en origen. Así que le ruego un respeto para ellos o, al menos, para el trabajo que han costado.
2.-Dice el señor Luis Teixidó de mi reciente libro «Breve Historia de la Armada Invencible» que contrarresta una versión fanática pro-británica con la de un no-historiador fanáticamente pro-español, asegurando que debería exigirse, en trabajo como éste, imparcialidad. Para nada. No puedo estar más en desacuerdo; lo que es exigible a un trabajo de divulgación como éste es OBJETIVIDAD y es lo que se busca de principio a fin, que el autor investigue, estudie el episodio en profundidad, forme criterio y opine, no que se distancie diplomáticamente equidistando de cada uno de los bandos para equipararlos políticamente. Eso no es historia, sólo zarandajas tergiversadoras, florituras y pérdidas de tiempo para el lector, que espera del autor que se moje, no que se distancie a una fatua «línea de confort». Haciéndolo así, no se incurre en fanatismo: la opinión no es ciega, sino razonada y dispuesta a cambiar si se presentan convincentes argumentos en contra. Esa es la diferencia entre los fanáticos y los que no lo son, señor Teixidó, la capacidad de reconocer que uno se ha equivocado, pero de forma insobornable con la realidad de los hechos. Calificar de fanático a todo el que no es un melifluo abrazafarolas es extremadamente injusto para el autor, desvirtuando una crítica que podía haberse planteado de forma más inteligente.
3.-Por último -no quiero aburrir a nadie- está un tal Audaciosus, que, sin tener nada mejor que hacer, decidió embadurnar con su prosa mi libro «La Armada Desconocida de Jorge Juan» diciendo que «Es una basura», el escritor «muy malo» -afirma- (lo que no le discuto puesto que es cuestión de gustos), y concluye calificando El Examen Marítimo de Jorge Juan y Santacilia de «libro de matemáticas», barbaridad por la que no paso y que vendría a ser algo así como decir que la Biblia es un libro porno. La tropelía es de tal calibre, que dificílmente puede tomarse en serio o como crítica lo que parece simple exhabrupto. Para qué contar el trabajo que costó escribir este libro, la confección de tablas de datos que no existen en nuestro país, el repaso del siglo XVIII a nivel naval útil para el lector, o el intento de traducción comprensible de un libro maravilloso. Todo inútil y desalentador. Para mí que el señor «Audaciosus» en realidad se ha equivocado de libro y, en lugar de reconocer la metedura, se revuelve contra el ejemplar y su autor; pero estos poco pueden salvo responderle como un espejo, convirtiéndolo en lo que él acusa. Es lo que tiene querer pasar por crítica calificativos tristemente ofensivos; que, al final, se vuelven contra tí, dando medida de lo que eres. Si no era el libro que quería, devuélvalo y punto; no están hechas las margaritas para todos los posibles consumidores.