Entre las habituales noticias de la crónica naútica italiana (condenan a Schettino a 16 años por «lo» del COSTA CONCORDIA, condecoran a un capitán italiano por no abandonar el último el barco y éste no se hunde) nos hemos desayunado hoy con la noticia irreparable para nuestro orgullo (aunque tendrá reparación en astillero) de que el «Melillero» de Málaga ha embestido contra varios veleros de los que, curiosamente, el peor parado ha sido un Furia 34 de nombre LA HUIDA, que esta vez no ha podido hacer honor a su nombre al venírsele el leviatán encima.
Pero ¡cuál no será mi sorpresa cuando he visto el nombre del mencionado leviatán-ferry!. Nada menos que el tercer J.J. SISTER, nombre con el que se recuerda, entre los transbordadores españoles, al ilustre armador valenciano que empezó en la cubierta de un buque de pesca, pasando frío, para terminar fundando la Compañía Valenciana de Navegación, hoy extinta, digerida ya por este extraño mundo de los fletes de la segunda mitad del siglo pasado. Parece que este «Número 3», bastante pasado de tonelaje con respecto a sus dos antepasados y construido en astilleros finlandeses -cuna también de numerosos catafalcos de crucero de última generación- no es la primera vez que la organiza, pues ya en 2005 se cargó el venerable remolcador TARIFA, echándolo a pique sin consideración alguna. Y es que este rubio muchachete del norte, con mucho músculo y tecnología pero poco cerebro, anda por ahí insultando con su torpe hacer la solera y reputación de un buen nombre de la historia naval hispánica, el cual, ya lo ha dejado claro, no merece llevar en absoluto. Lo único que ha salvado al HUIDA (¡pobre!) de esta acémila ferryforme ha sido, precisamente, el bulbo del transbordador, que, impactando contra el muelle -el cual se ha cargado; ingenieros navales 2-ingenieros de caminos 0, recordar el puente de La Coruña- por debajo del velero, ha evitado estrujarlo contra él.
El primer JJ SISTER, construido en astilleros italianos a finales de la centuria decimonónica, formaba un simpático terceto de correíllos interinsulares con sus hermanos A. LAZARO y V.PUCHOL entre el más de medio centenar de buques de la Transmediterránea al inicio de la Guerra Civil, de los cuales se perdieron, durante ésta, 16 unidades. El JJ SISTER tuvo una azarosa historia, pues empezó en el bando republicano como buque-prisión (eran las «cunetas» de este bando) pero pronto entró en actividad y, cuando viajaba de Barcelona a Palma en compañía del REY JAIME I con la escolta de dos destructores fue sorprendido y capturado por el crucero CANARIAS, iniciando en el bando nacionalista una nueva trayectoria como crucero auxiliar. Despues de la guerra aún vivió largos años para protagonizar pequeñas historias, hasta su desguace en los sesenta; es hasta posible que, como el SAGUNTO ( protagonista de la película «AL ESTE DE JAVA») se viera envuelto en algún incidente cinematográfico al uso, al ser España almacén de atrezzo de época involuntario de todo lo viejo que quedaba por el mundo (hasta se hacían pelis de romanos al lado de Madrid, léase Samuel Bronston).
En los años setenta del siglo pasado llegó al fin el JJ. SISTER número 2, hasta la fecha y al parecer el más decente de la saga. Construido en la Unión Naval de Levante -como debía por su nombre- no era un barco muy grande, pero sí práctico y útil, un ferry del tipo «canguro» con chimenea típica con «alas» de compresa como para salir volando. Rescató los tripulantes del pesquero NURIA y, tras larga andadura, las crisis económicas y las gerencias de tarjeteros «Black» empezaron a hacer mella en su destino pues fue fletado, como gabarra por rastrojo, a diversas navieras que lo maltrataron, para acabar, finalmente, perdiendo el nombre por intereses de marketing para recibir el de GUARANÍ, en una de ésas operaciones juveniles de invasión del itsmo centroamericano protagonizadas por De la Cuadra Salcedo y TVE. Ya como despojo de segunda mano, terminó sus días desguazado en una grada turca.
Tal vez fuera este maltrato el que hizo que el espíritu del barco se sublevara cuando, al fin, quisieron desagraviar al fundador valenciano colocándole su nombre al enorme ferry que, de ostentar colores de la Transmediterránea, ha pasado a caer ahora bajo el influjo financiero de Acciona. Así -debe meditar don JJ. Sister- ya no vale; este mundo no le interesa y permite que el superbajel que lleva su nombre vaya por ahí ciego como un beodo, no contentándose con ser peligro en la mar para los pequeños veleros, sino también en puerto. El destrozo de la economía, el marketing y las financieras, con el aliño de la crisis, en el mundo naval, ha sido, verdaderamente, para recordar durante décadas. Así que si se lo encuentran por esas aguas de dios, olvídense del Reglamento de Abordajes y apártense del «Melillero» que, por ahora, ostenta el nombre de JJ. SISTER nº3, hasta que se lo cambien por el de Blesa, Bárcenas o los ilustrísimos señores Chaves y Griñán.